miércoles, 9 de junio de 2010

memoria e identidad

Para hablar de memoria es necesario, primero que todo, definirla. Según la real academia española memoria es la “capacidad para almacenar, retener y recordar información”. De este punto de vista, la memoria pareciera ser algo simplemente relacionado con la información, una mera función cerebral similar a la de un computador. A partir de tal definición ya puedo continuar con un análisis más profundo. Para mí la memoria es, aparte de lo anteriormente mencionado, uno de los pilares fundamentales del ser humano, puesto que conforma la personalidad, así como también la identidad individual y colectiva.

La identidad individual, por ejemplo, se sirve de la memoria para reaccionar frente al mundo según un modo particular de ser. Lo que soy ahora es la consecuencia de lo que fui, de aquellas vivencias y acontecimientos que me ocurrieron y que me forman cada día, a cada momento. Si cuando pequeño fui atropellado, es probable que cada vez que vea un auto mi memoria reviva esa situación pasada, en cierta medida como dice el profesor Montagna “arrancado de un pasado” y “arrojado a un presente”, y reaccione de una manera u otra según como este interiorizada la experiencia.

Por otro lado, la identidad social es lo que calificaríamos de cultura, tradiciones e idiosincrasia. La memoria otra vez se presenta, pero ahora es un actuar colectivo, es un grupo humano el que está cohesionado gracias a una historia y un pasado común. Así es como en Centroamérica, por ejemplo, se realizan ceremonias propias de su cultura como lo es el día de los muertos, en donde se apela a la memoria individual, y al mismo tiempo a la colectiva. Allí existe una memoria de lo propio que se impregna a cada acto de la vida en el presente, por tanto existe una identidad.

La relación memoria-identidad es, para mí, una relación dialéctica indisoluble, que cada vez se hace más difícil encontrar en los distintos grupos humanos. Cuesta identificar una memoria colectiva cuando todos quieren desvincularse de la sociedad y nadie quiere conformar comunidad. Se siguen estereotipos preconstruidos para reemplazar la identidad propia y se adapta lo externo eliminando lo que poseemos.

jueves, 3 de junio de 2010

Modelo de análisis para la clasificación de los conflictos

Ámbito nº 1:

(A) Conflicto central Unitario

(B) Conflictos Centrales Particulares

C) Conflictos Adyacentes, secundarios o complementarios


Ámbito nº 2: (A) Conflictos de relación bilaterales materiales

(B) Conflictos de relación multilaterales

(C) Conflictos bilaterales o multilaterales inmateriales

(D) Conflictos individuales internos

(E) Conflictos individuales externos (sociales)

(F) Conflictos individuales externos de sentido

(G) Conflictos individuales externos sobrenaturales


Los ámbitos 1 y 2 se entrelazan y, por lo demás, dentro de una misma obra pueden existir varios conflictos al mismo tiempo. Se crea una multiplicidad de posibilidades en un juego de combinaciones.


2(A): Conflicto entre dos personas o dos realidades. Existe una necesidad que choca con un obstáculo, o sea, una necesidad opuesta. Si dentro de un mismo cuadro, por ejemplo, hay dos signos opuestos, estos entran en conflicto.


2(B): Es un conflicto entre unos y otros.


2(C): Es cuando la fuerza contraria no se encuentra materializada en el soporte, existe fuera de la obra.


2(D): Conflicto con uno mismo. Conflicto que posee el personaje con su interioridad. Los conflictos del ámbito nº 2 también están relacionados con el ámbito nº 1. Por ejemplo, el conflicto de Hamlet: “ser o no ser” es interno individual y al mismo tiempo el conflicto central de la obra.


2(E): Conflicto del individuo contra la sociedad, encarnada en personajes “x”. También puede ser un grupo contra la sociedad.


2(F): Conflicto con las ideas. Ej: el sentido de vivir, significancia de las artes. Es una representación dolida de las facetas del mundo fuera de uno.


2(G): Todos aquellos mundos interconectados que son inmateriales. Formas o signos que no pertenecen a la realidad.


modelo del profesor Juan Carlos Montagna